Soltar es, cada vez, para nuestro “yo” un acto de aniquilación. Por ello, el camino de la contemplación resulta tan difícil. En nuestro interior descubriremos cada vez más capas sutiles. Tenemos que soltar siempre de nuevo lo más grosero para llegar a lo más sutil. Las personas albergamos un anhelo que siempre nos anima a seguir adentrándonos en el Ser, en nuestra propia profundidad, que a fin de cuenta es Dios mismo.
Willigis Jäger
“Adonde nos lleva nuestro anhelo”
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