lunes, mayo 27, 2024
2024-05-23: Co-artífices y co-creadores del futuro con Jesús.
Jesús nos desafía a participar en la Obra creadora de Dios como hizo él.
El mejor modo de concebir la gracia o el don gratuito de Dios es verla como el privilegio de poder participar (en ella). Pero primero tenemos que ser libres y humildes para hacerlo. Hemos de reconocer que nosotros mismos somos productos de la Obra creadora de Dios, criatura entre otras criaturas. Somos artesanía de Dios, una parte pequeña pero única de la gran Obra de Arte que Dios modela continuamente. Pero también se nos invita a participar en el proceso haciéndonos co-artifices y co-creadores del futuro.
Lo hacemos si permitimos que Dios trabaje en y a través de nosotros. Cuando somos radicalmente libres o estamos en camino hacia la libertad radical, la energía divina puede fluir a través de nosotros sin impedimentos. Esta energía divina, que es también denominada Espíritu Santo es infinitamente poderosa, creadora y sanadora. Vemos que actúa en los profetas, en los místicos en los santos, pero sobre todo en Jesús. El Espíritu Santo es el Espíritu de Jesús.
En Jesús percibimos una ilimitada confianza en sí mismo que no era una exhibición de su ego, sino una manifestación de su radical libertad. Su confianza absoluta en Dios hizo posible que la energía divina y creadora del universo realizara extraordinarios milagros de sanación en las personas que lo rodeaban.
La Obra de Dios, como la Sabiduría de Dios, es revolucionaria. Pone al mundo del revés. Nosotros participamos uniendo nuestras voces a las numerosas voces proféticas que hablan audazmente en nuestro tiempo. Son innumerables las personas de todo el mundo que están realizando la Obra creadora de Dios. El desafío que afrontamos es unirnos a ellas, si no lo hemos hecho ya.
El camino de Jesús es una senda que nos conducirá a la libertad: la libertad radical que nos permite participar en la gran Obra de Arte de Dios de manera libre espontánea y creativa…y todos juntos.
Como especie, no hemos hecho más que empezar a evolucionar. Tenemos todavía un largo camino que recorrer. Pero ello no debería hacernos caer en la tentación de abandonar todo sentido de urgencia. Hay que dar de comer a los hambrientos ya. Hay que eliminar sin dilación la pobreza y la enfermedad. Hay que detener ahora mismo las emisiones de gases con efecto invernadero.
A veces parece que la Obra creadora de Dios es muy lenta. Quizás sea porque no siempre apreciamos la inmensidad de aquello en lo que estamos implicados. No obstante, precisamente porque es la Obra creadora de Dios, el futuro es seguro. Hay esperanza para el universo y para cada uno de nosotros como individuos. Cuando yo muera, mi ego, mi falso yo, será destruido de una vez para siempre, pero mi verdadero yo continuará para siempre en Dios, el Yo del universo .
Albert Nolon, Jesús hoy. Una espiritualidad de libertad radical
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