observo frontalmente,
me planto.
Soy una vertical
encajada en medio de la evolución,
en medio de la historia
entre las hierbas cubiertas de rocío.
Un deleite sucumbir a esas líneas suaves y amarillas
que deslizan destellos sobre mis ojos
húmedos de deseo por la aurora de la mañana.
Tomando lo sencillo
que recibo como milagro
-mensajes internos de otros mundos-,
todo es acorde en este caos.
Ni siquiera la noche sospecha posibles fugas.
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