Recientemente Alejandro Villar circulaba en un foro wilberiano un texto que exponía el debate dentro de la tradición sufí en torno a dos términos clave: maqâm (plural maqâmât) o técnicamente «estación», y hâl (plural awhâl) o técnicamente «estados».
Debido al interés del texto lo resumo para quien no tenga tiempo de leerlo.
Parece ser que los ahwâl provienen de la fuente de la generosidad divina y los maqâmât se obtienen mediante el esfuerzo (Mir Sayyîd Sharif Jurjâni, al-Ta’rîfât, El Cairo 1321. P. 56.)
En uno de los más antiguos textos autorizados del sufismo, el Kitâb al-luma’, Abû Nasr al-Sarrâj enumera diez estados (ahwâl) del alma que se reciben como don divino:
1) Atención constante (murâqabah),
2) proximidad (qurb),
3) amor (mahabbah),
4) temor (khawf),
5) esperanza (rajâ’),
6) anhelo espiritual (shawq),
7) familiaridad (uns),
8) tranquilidad (itmi’nân),
9) contemplación (mushâhadah),
10) certidumbre (yaqin)
(Abû Nasr al-Sarrâj, Kitâb al-luma’, ed. y dir. por R. A. Nicholson, Leyden 1914, p. 42.)
El Kitâb alluma’ menciona siete estaciones (maqâmât) que han servido como hoja de ruta del trabajo interior dentro del sufismo:
1) la orientación (tawbah), alejarse de lo prohibido.
2) la abstención (wara)
3) el ascetismo (zuhd)
4) la pobreza (faqr)
5) la paciencia (sabr)
6) la confianza (tawakkul)
7) el contento (ridâ)
Otros sufíes como ‘Alâ’ al-Dawlah Simnânî han descrito los maqâmât en términos de los «siete profetas» del ser interior de uno mismo.
Está clasificación se fue ampliando hasta las Cuarenta Estaciones (Maqâmât-i arba ‘în) del maestro sufí del siglo cinco (once de la era cristiana) Abû Sa’îd ibn Abi’l-Khayr, conocidas como "cuartetas". Se recogen a continuación:
1. Intención (niyyat). El sufí debe poseer una intención tal que si le dieran este mundo y sus bendiciones y el otro mundo y su Yanna o sus calamidades y aflicciones, daría este mundo y sus bendiciones a los infieles el otro mundo y el Jardín a los creyentes y guardaría la calamidad y la aflicción para sí.
2. Conversión (inâbat). Si él está en soledad espiritual (khalwat) ve a Al-lâh. Los cambios de este mundo no alteran su secreto interior y las calamidades enviadas por el Cielo no hacen que el pájaro de su amor se aleje.
3. Orientación hacia Al-lâh (tawbat). Todos los hombres se alejan de lo que está prohibido (harâm) y no comen de lo prohibido por miedo a sufrir castigo. Ellos [los sufíes] se alejan de lo que es lícito (halâl) y comen de lo que es lícito por miedo a sentirse afligidos por lo que está prohibido y es dudoso.
4. Discipulado (irâdat). Todos los hombres buscan la comodidad y con ella la riqueza y las bendiciones mundanas. Ellos buscan la aflicción y con ello el dominio y la santidad.
5. Lucha espiritual (mujâhadat). La gente busca multiplicar el diez en veinte. Ellos tratan de convertir el veinte en nada.
6. Atención constante (murâqabat). La atención constante es mantener el alma en retiro espiritual hasta que necesariamente el Señor del Universo le preserve a uno de cometer pecado.
7. Paciencia (Sabr). Si el desastre de los dos mundos cae sobre ellos, ni siquiera darán un suspiro. Y si el amor de la humanidad desciende sobre ellos, no cesa¬rán de caminar por el camino de la paciencia.
8. Invocación (dhikr). En su corazón Le conocen y con su lengua Le invocan. Siempre que se hallan en un callejón sin salida, no conocen otro camino que el que les lleva a su presencia.
9. Contento (ridâ). Si se encuentran sin qué vestir son felices, y si se hallan sin qué comer, son felices. Nunca moran en la casa del deseo propio.
10. Oposición al alma carnal (mukhâlafai-i nafs). Durante setenta años su alma carnal grita en agonía con el deseo de recibir un aislado favor y no recibe más que dolor y privación.
11. Conformidad (muwâfaqat). Desastre y bienestar, favor y privación, es todo lo mismo para ellos.
12. Entrega (taslîm). Si la flecha del destino les hace frente desde el oculto lugar de la calamidad, ellos mismos se colocan en la catapulta de la entrega y se descubren ante la flecha del destino, haciendo de su alma y corazón un escudo ante ella. Frente a la flecha del destino permanecen inmóviles.
13. Confianza (tawakkul). Ellos no piden nada ni a las criaturas ni a Al-lâh. Sólo adoran a Al-lâh por Sí mismo. No hay intercambio de preguntas y respuestas. En consecuencia, el Señor del Universo les permite lograr el objeto de su deseo cuando están necesitados, y no hay en ello ningún cálculo.
14. Ascetismo (zuhd). De toda la riqueza de este mundo, ellos sólo poseen un manto remendado de cien pedazos hecho de muselina, una estera y un pedazo de fieltro. Y dicha capa es mil veces más estimada para ellos que un elegante traje escarlata y un vestido suntuoso.
15. Adoración (‘ibâdat). Durante todo el día están ocupados en la lectura del Corán y la invocación del Nombre Al-lâh, y durante la noche, permanecen de pie. Sus cuerpos buscan prestar servicio, sus corazones desbordan de amor hacia el Uno, sus cabezas rugen en la búsqueda de la contemplación del Rey.
16. Abstención (wara’). Ellos no toman cualquier clase de alimento, ni visten cualquier clase de ropas. No se sientan en compañía de cualquier tipo de personas ni escogen la compañía de nadie más que de Al-lâh, exaltado sea.
17. Sinceridad (ikhlâs). Durante toda la noche oran y durante todo el día ayunan. Si su alma carnal no obedece y después observan la obediencia, venderán cincuenta años de obediencia por beber un sorbo de agua y entregarán estos cincuenta años a un perro o a cualquiera. Y entonces dirán: “¡Oh alma! ¿comprendes ahora que lo que hiciste no era digno de Al-lâh?”
18. Veracidad (sidq). Ellos no dan ni un solo paso sin veracidad y no hacen ni una sola respiración salvo en la verdad. Sus lenguas hablan de sus corazones, sus corazones de sus secretos interiores y sus secretos interiores de Al-lâh.
19. Temor (khawf). Cuando contemplan Su justicia, se funden de miedo, y no tienen ninguna esperanza de ser obedientes [a los mandamientos de Al-lâh].
20. Esperanza (rajâ). Cuando ellos consideran Su gracia, se ufanan con alegría y no sienten miedo ni terror.
21. Aniquilación (fanâ). Ellos funden sus almas carnales en el crisol de la aniquilación y se aniquilan con respecto a todo lo que está por debajo de Él. Sus lenguas no hablan de cosas mundanas. No hay nada en sus lenguas salvo Su Nombre. Sus cuerpos no se mueven más que para obedecer a Al-lâh, y sus mentes no entran en acción salvo para Él.
22. Subsistencia (baqâ’). Si miran hacia la derecha ven a Al-lâh, y si miran hacia la izquierda ven a Al-lâh. Lo ven en cualquier condición en que se encuentren. Ellos subsisten por Su subsistencia. Están satisfechos con lo que Al-lâh ha dispuesto para ellos. Están gozosos por Su benevolencia y generosidad.
23. Ciencia de la certidumbre (‘ilm al-yaqin). Cuando miran a través del ojo de la ciencia de la certidumbre ven desde los cielos más altos hasta los niveles más bajos de la tierra sin ningún velo.
24. Realidad de la certidumbre (haqq al-yaqin). Cuando ven a través del ojo de la verdad de la certidumbre van más allá de todos los objetos y todas las criaturas y ven a Al-lâh sin ningún cómo ni por qué, y sin ningún velo.
25. Gnosis (ma’rifat). A través de todas las criaturas de los dos mundos y a través de todas las gentes, ellos perciben a A-lâh, y no hay ninguna acusación que hacer a su percepción.
26. Esfuerzo (jahd). Ellos Lo adoran en sus corazones y en sus almas, y no hay duda alguna de su obediencia.
27. Santidad (wilâyah). Este mundo y el por venir no merecen ser abrazados por su aspiración espiritual (himmat), y todo el Yanna y sus riquezas no vale ni un átomo a sus ojos.
28. Amor (mahabbal). En todo el mundo sólo tienen un Amigo. Su amor es uno, pues exterior e interiormente están con el Uno. Sus cuerpos se funden de alegría y sus corazones están siempre contentos en la Presencia sagrada. No se acuerdan ni de los hijos, ni de la esposa, ni del mundo y ni de las riquezas.
29. Extasis (wajd). No se los encuentra en este mundo, ni en el cementerio, ni en la Resurrección, ni en el sendero recto (sirât) [que tiende un puente por encima del Yahannan y conduce al Cielo]. Ellos están en la Presencia más sublime. Donde ellos moran sólo está Al-lâh y ellos.
30. Proximidad (qurb). Si ellos dicen “¡Oh Al-lâh! Perdona, por nosotros, a todos los pueblos infieles y rebeldes y a todos los pueblos politeístas y sublevados”, el Señor del Universo no rechazará su petición.
31. Meditación (tafakkur). Su más íntimo amigo es Su Nombre. La paz de ellos reside en Su mensaje.
32. Unión (wisâl). Aunque sus personas estén en este mundo, sus corazones están con el Señor.
33. Levantamiento del velo (kashf). No hay ningún velo entre Al-lâh y sus corazones. Si miran hacia abajo verán hasta el Gâw-mâhî (la criatura que sostiene la tierra) (26). Y si miran hacia arriba, verán el Trono y el Pedestal, el Cálamo y la Tablilla guardada hasta al Recinto sagrado (hadirat al-quds). Nada está escondido para ellos.
34. Servicio (khidmat). Ellos no cesan de rendir servicio ni un instante. Ni se ausentan por un momento de la presencia del Amigo.
35. Catarsis (tajrîd). Si son conducidos al Yahannan, exclamarán: “¡Saludos!” y si son lle¬vados al Yanna, dirán: “¡Saludos!”, pues ni el Yanna les causa alegría ni el Yahannan temor. Ellos nunca se apartan de Su amistad y no poseen nada de todo lo que hay en este mundo.
36. Soledad (tafrîd). En este mundo ellos son extranjeros entre las criaturas. Si son apalea¬dos no abandonarán la Senda y si son acariciados no se dejarán engañar.
37. Expansión (inbisât). Ellos son audaces ante Al-lâh. Si el Señor del Universo les envía el ángel de la muerte en el momento del fallecimiento, ellos no obedecerán. Hasta que no oigan al Amigo del mundo, no permitirán que partan sus almas. No temen a Nakir y a Munkar [los malaika que preguntan al fallecido en la tumba] y no conceden ni un pensamiento al Yaum al-Quiyama. No ponen el pie en el Cielo supremo ni miran el rostro de las huríes ni las mansiones celestiales, hasta haber tenido una visión del Rey que perdona.
38. Averiguación de la Verdad (tahqîq). Todos ellos están en un estado de maravilla, con lloros y lamentaciones. Huyen de las criaturas y penden de la cadena de Su puerta.
39. Meta suprema (nihâyat). Ellos han alcanzado la posada a la orilla del camino y han atravesado los desiertos de la calamidad. Con el ojo del corazón han visto a Al-lâh.
40. El Sufismo (tasawwuf). El sufí es el que se ha purificado de todo deseo. Su ser interior está purificado de la ruindad. Sus palabras están libres de inadver¬tencia, despreocupación y calumnia. Su mente está radiante y sus ojos se apartan del mundo. Él ha sido instruido en la Verdad.
Debido al interés del texto lo resumo para quien no tenga tiempo de leerlo.
Parece ser que los ahwâl provienen de la fuente de la generosidad divina y los maqâmât se obtienen mediante el esfuerzo (Mir Sayyîd Sharif Jurjâni, al-Ta’rîfât, El Cairo 1321. P. 56.)
En uno de los más antiguos textos autorizados del sufismo, el Kitâb al-luma’, Abû Nasr al-Sarrâj enumera diez estados (ahwâl) del alma que se reciben como don divino:
1) Atención constante (murâqabah),
2) proximidad (qurb),
3) amor (mahabbah),
4) temor (khawf),
5) esperanza (rajâ’),
6) anhelo espiritual (shawq),
7) familiaridad (uns),
8) tranquilidad (itmi’nân),
9) contemplación (mushâhadah),
10) certidumbre (yaqin)
(Abû Nasr al-Sarrâj, Kitâb al-luma’, ed. y dir. por R. A. Nicholson, Leyden 1914, p. 42.)
El Kitâb alluma’ menciona siete estaciones (maqâmât) que han servido como hoja de ruta del trabajo interior dentro del sufismo:
1) la orientación (tawbah), alejarse de lo prohibido.
2) la abstención (wara)
3) el ascetismo (zuhd)
4) la pobreza (faqr)
5) la paciencia (sabr)
6) la confianza (tawakkul)
7) el contento (ridâ)
Otros sufíes como ‘Alâ’ al-Dawlah Simnânî han descrito los maqâmât en términos de los «siete profetas» del ser interior de uno mismo.
Está clasificación se fue ampliando hasta las Cuarenta Estaciones (Maqâmât-i arba ‘în) del maestro sufí del siglo cinco (once de la era cristiana) Abû Sa’îd ibn Abi’l-Khayr, conocidas como "cuartetas". Se recogen a continuación:
1. Intención (niyyat). El sufí debe poseer una intención tal que si le dieran este mundo y sus bendiciones y el otro mundo y su Yanna o sus calamidades y aflicciones, daría este mundo y sus bendiciones a los infieles el otro mundo y el Jardín a los creyentes y guardaría la calamidad y la aflicción para sí.
2. Conversión (inâbat). Si él está en soledad espiritual (khalwat) ve a Al-lâh. Los cambios de este mundo no alteran su secreto interior y las calamidades enviadas por el Cielo no hacen que el pájaro de su amor se aleje.
3. Orientación hacia Al-lâh (tawbat). Todos los hombres se alejan de lo que está prohibido (harâm) y no comen de lo prohibido por miedo a sufrir castigo. Ellos [los sufíes] se alejan de lo que es lícito (halâl) y comen de lo que es lícito por miedo a sentirse afligidos por lo que está prohibido y es dudoso.
4. Discipulado (irâdat). Todos los hombres buscan la comodidad y con ella la riqueza y las bendiciones mundanas. Ellos buscan la aflicción y con ello el dominio y la santidad.
5. Lucha espiritual (mujâhadat). La gente busca multiplicar el diez en veinte. Ellos tratan de convertir el veinte en nada.
6. Atención constante (murâqabat). La atención constante es mantener el alma en retiro espiritual hasta que necesariamente el Señor del Universo le preserve a uno de cometer pecado.
7. Paciencia (Sabr). Si el desastre de los dos mundos cae sobre ellos, ni siquiera darán un suspiro. Y si el amor de la humanidad desciende sobre ellos, no cesa¬rán de caminar por el camino de la paciencia.
8. Invocación (dhikr). En su corazón Le conocen y con su lengua Le invocan. Siempre que se hallan en un callejón sin salida, no conocen otro camino que el que les lleva a su presencia.
9. Contento (ridâ). Si se encuentran sin qué vestir son felices, y si se hallan sin qué comer, son felices. Nunca moran en la casa del deseo propio.
10. Oposición al alma carnal (mukhâlafai-i nafs). Durante setenta años su alma carnal grita en agonía con el deseo de recibir un aislado favor y no recibe más que dolor y privación.
11. Conformidad (muwâfaqat). Desastre y bienestar, favor y privación, es todo lo mismo para ellos.
12. Entrega (taslîm). Si la flecha del destino les hace frente desde el oculto lugar de la calamidad, ellos mismos se colocan en la catapulta de la entrega y se descubren ante la flecha del destino, haciendo de su alma y corazón un escudo ante ella. Frente a la flecha del destino permanecen inmóviles.
13. Confianza (tawakkul). Ellos no piden nada ni a las criaturas ni a Al-lâh. Sólo adoran a Al-lâh por Sí mismo. No hay intercambio de preguntas y respuestas. En consecuencia, el Señor del Universo les permite lograr el objeto de su deseo cuando están necesitados, y no hay en ello ningún cálculo.
14. Ascetismo (zuhd). De toda la riqueza de este mundo, ellos sólo poseen un manto remendado de cien pedazos hecho de muselina, una estera y un pedazo de fieltro. Y dicha capa es mil veces más estimada para ellos que un elegante traje escarlata y un vestido suntuoso.
15. Adoración (‘ibâdat). Durante todo el día están ocupados en la lectura del Corán y la invocación del Nombre Al-lâh, y durante la noche, permanecen de pie. Sus cuerpos buscan prestar servicio, sus corazones desbordan de amor hacia el Uno, sus cabezas rugen en la búsqueda de la contemplación del Rey.
16. Abstención (wara’). Ellos no toman cualquier clase de alimento, ni visten cualquier clase de ropas. No se sientan en compañía de cualquier tipo de personas ni escogen la compañía de nadie más que de Al-lâh, exaltado sea.
17. Sinceridad (ikhlâs). Durante toda la noche oran y durante todo el día ayunan. Si su alma carnal no obedece y después observan la obediencia, venderán cincuenta años de obediencia por beber un sorbo de agua y entregarán estos cincuenta años a un perro o a cualquiera. Y entonces dirán: “¡Oh alma! ¿comprendes ahora que lo que hiciste no era digno de Al-lâh?”
18. Veracidad (sidq). Ellos no dan ni un solo paso sin veracidad y no hacen ni una sola respiración salvo en la verdad. Sus lenguas hablan de sus corazones, sus corazones de sus secretos interiores y sus secretos interiores de Al-lâh.
19. Temor (khawf). Cuando contemplan Su justicia, se funden de miedo, y no tienen ninguna esperanza de ser obedientes [a los mandamientos de Al-lâh].
20. Esperanza (rajâ). Cuando ellos consideran Su gracia, se ufanan con alegría y no sienten miedo ni terror.
21. Aniquilación (fanâ). Ellos funden sus almas carnales en el crisol de la aniquilación y se aniquilan con respecto a todo lo que está por debajo de Él. Sus lenguas no hablan de cosas mundanas. No hay nada en sus lenguas salvo Su Nombre. Sus cuerpos no se mueven más que para obedecer a Al-lâh, y sus mentes no entran en acción salvo para Él.
22. Subsistencia (baqâ’). Si miran hacia la derecha ven a Al-lâh, y si miran hacia la izquierda ven a Al-lâh. Lo ven en cualquier condición en que se encuentren. Ellos subsisten por Su subsistencia. Están satisfechos con lo que Al-lâh ha dispuesto para ellos. Están gozosos por Su benevolencia y generosidad.
23. Ciencia de la certidumbre (‘ilm al-yaqin). Cuando miran a través del ojo de la ciencia de la certidumbre ven desde los cielos más altos hasta los niveles más bajos de la tierra sin ningún velo.
24. Realidad de la certidumbre (haqq al-yaqin). Cuando ven a través del ojo de la verdad de la certidumbre van más allá de todos los objetos y todas las criaturas y ven a Al-lâh sin ningún cómo ni por qué, y sin ningún velo.
25. Gnosis (ma’rifat). A través de todas las criaturas de los dos mundos y a través de todas las gentes, ellos perciben a A-lâh, y no hay ninguna acusación que hacer a su percepción.
26. Esfuerzo (jahd). Ellos Lo adoran en sus corazones y en sus almas, y no hay duda alguna de su obediencia.
27. Santidad (wilâyah). Este mundo y el por venir no merecen ser abrazados por su aspiración espiritual (himmat), y todo el Yanna y sus riquezas no vale ni un átomo a sus ojos.
28. Amor (mahabbal). En todo el mundo sólo tienen un Amigo. Su amor es uno, pues exterior e interiormente están con el Uno. Sus cuerpos se funden de alegría y sus corazones están siempre contentos en la Presencia sagrada. No se acuerdan ni de los hijos, ni de la esposa, ni del mundo y ni de las riquezas.
29. Extasis (wajd). No se los encuentra en este mundo, ni en el cementerio, ni en la Resurrección, ni en el sendero recto (sirât) [que tiende un puente por encima del Yahannan y conduce al Cielo]. Ellos están en la Presencia más sublime. Donde ellos moran sólo está Al-lâh y ellos.
30. Proximidad (qurb). Si ellos dicen “¡Oh Al-lâh! Perdona, por nosotros, a todos los pueblos infieles y rebeldes y a todos los pueblos politeístas y sublevados”, el Señor del Universo no rechazará su petición.
31. Meditación (tafakkur). Su más íntimo amigo es Su Nombre. La paz de ellos reside en Su mensaje.
32. Unión (wisâl). Aunque sus personas estén en este mundo, sus corazones están con el Señor.
33. Levantamiento del velo (kashf). No hay ningún velo entre Al-lâh y sus corazones. Si miran hacia abajo verán hasta el Gâw-mâhî (la criatura que sostiene la tierra) (26). Y si miran hacia arriba, verán el Trono y el Pedestal, el Cálamo y la Tablilla guardada hasta al Recinto sagrado (hadirat al-quds). Nada está escondido para ellos.
34. Servicio (khidmat). Ellos no cesan de rendir servicio ni un instante. Ni se ausentan por un momento de la presencia del Amigo.
35. Catarsis (tajrîd). Si son conducidos al Yahannan, exclamarán: “¡Saludos!” y si son lle¬vados al Yanna, dirán: “¡Saludos!”, pues ni el Yanna les causa alegría ni el Yahannan temor. Ellos nunca se apartan de Su amistad y no poseen nada de todo lo que hay en este mundo.
36. Soledad (tafrîd). En este mundo ellos son extranjeros entre las criaturas. Si son apalea¬dos no abandonarán la Senda y si son acariciados no se dejarán engañar.
37. Expansión (inbisât). Ellos son audaces ante Al-lâh. Si el Señor del Universo les envía el ángel de la muerte en el momento del fallecimiento, ellos no obedecerán. Hasta que no oigan al Amigo del mundo, no permitirán que partan sus almas. No temen a Nakir y a Munkar [los malaika que preguntan al fallecido en la tumba] y no conceden ni un pensamiento al Yaum al-Quiyama. No ponen el pie en el Cielo supremo ni miran el rostro de las huríes ni las mansiones celestiales, hasta haber tenido una visión del Rey que perdona.
38. Averiguación de la Verdad (tahqîq). Todos ellos están en un estado de maravilla, con lloros y lamentaciones. Huyen de las criaturas y penden de la cadena de Su puerta.
39. Meta suprema (nihâyat). Ellos han alcanzado la posada a la orilla del camino y han atravesado los desiertos de la calamidad. Con el ojo del corazón han visto a Al-lâh.
40. El Sufismo (tasawwuf). El sufí es el que se ha purificado de todo deseo. Su ser interior está purificado de la ruindad. Sus palabras están libres de inadver¬tencia, despreocupación y calumnia. Su mente está radiante y sus ojos se apartan del mundo. Él ha sido instruido en la Verdad.
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