Vienes a mí al alba
A acariciar mis piernas cruzadas;
Son tus dedos, las largas sombras de tus árboles
Vienes a mí al alba
A despertar mi consciencia todavía adormecida;
Son tu llamada, el gañido acre de tus golondrinas
Vienes al alba
Con sonidos de escobas, maracas humildes
De un vudú matinal
Atraes así hacia nosotras
Las bendiciones y el sándalo
Entonces veo –ya al fin-
Un grupo de ciervas sorteando los reflejos de tu Sol
Sobre las espigas silvestres doradas
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