lunes, febrero 20, 2006

¿Malos tiempos para la lírica?: fe y postmodernidad

Después de la modernidad no quedan ya fuertes razones filosóficas ni para ser un ateo que rechace la religión ni para ser un teísta que rechace la ciencia; la deconstrucción de la metafísica ha despejado el campo para una cultura libre de los dualismos que han caracterizado a la tradición occidental. En la condición posmoderna la fe, que ya no está basada en la imagen platónica de un Dios inmóvil, absorbe estos dualismos sin encontrar en ellos ninguna razón de carácter conflictivo.


"El Futuro de la Religión" - Richard Rorty y Gianni Vattimo (Cita de Santiago Zabala)

jueves, febrero 16, 2006

Oración Centrante: un sencillo método de meditación


El Padre Tomás Keating, monje cisterciense que ha extractado la práctica de la Oración Centrante.

1. Elije un momento del día para dedicarlo a esta meditación, quizá al amanecer o antes de ir a dormir, cuando no haya ruido excesivo ni estés demasiado cansado/a.

2. Busca un sitio de la casa que invite al recogimiento y sosiego, quizá con algún símbolo que recuerde el caracter sagrado de la práctica: una vela, una imagen de tu religión/es preferida/s, un libro sagrado. Siéntate con la espalda recta pero sin forzar de manera que la respiración sea fácil y la posición favorezca la atención. Sentarse en el suelo, si no causa mucha molestia puede ayudar al recogimiento que la práctica requiere: prueba a sentarte con las piernas cruzadas en una manta doblada que te eleve el culo unos 15 o 20 centímetros del suelo. Los ojos entreabiertos o cerrados, y aflojando cualquier tensión que se sienta en el cuerpo. Pon un despertador con el tiempo que has decidido dedicar a la meditación, en un principio pueden ser 10 minutos y luego ir aumentando hasta 30 o 45 minutos por sesión.

3. En este estado de tranquilidad, elije una palabra que simbolice la intención de consentir la presencia y la acción del espíritu en tí; quizá "Cristo", "OM", "Alah", "madre", "tu"... Entonces repite mentalmente esta palabra acunándola al ritmo de la respiración y llevando la atención a la respiración en el abdomen.

4. Cuando notes que tu atención se dispersa debido pensamientos, memorias, sensaciones físicas o emociones, tráela suavemente de nuevo a la palabra o imagen centrante que elegiste.

5. Si son frecuentes las distracciones quizá pueda ayudarte acompañar la repetición mental de la palabra centrante con el conteo de cada respiración del 1 al 10 para luego volver a empezar. Así, si la palabra que hemos elegido fuese "OM", repetiríamos 1 (inspirar), OM (expirar), 2 (inspirar), OM (expirar) y así hasta 10 para luego volver a empezar; si nos despistamos o nos pasamos de 10 volvemos al 1.

6. Degusta cada respiración, disfrútala, es la señal de que estás vivo, sientete presente. Cuando suene el desepertador sigue en silencio dos o tres minutos más, da gracias, haz tus peticiones, luego levantaté suavemente e intenta estar presente y entregado en tu vida diaria.

Otros consejos:

* No quieras conseguir nada con esta práctica. Hazla porqué sí.

* No hagas caso de picores o pequeños dolores. Se pasarán, y suelen ser normalmente resultado de nudos emocionales que se van desatando.

* Si puedes, practica en grupo de vez en cuando.

Que lo disfruteis...

lunes, febrero 13, 2006

El espíritu según Marx

(Extracto del libro "La Masonería - Política y sociedades secretas" de Emilio J. Corbière)

Carlos Marx y su amigo y colaborador Federico Engels, extrajeron de las doctrinas del teósofo y esoterista alemán, Jacobo Böehme, la idea sobre el movimiento de la materia (el “tormento de la materia”, según Böehme) de la que dejaron referencias claras, Marx en La Sagrada Familia y Engels, en Del socialismo utópico al socialismo científico y de Giordano Bruno tomaron elementos para elaborar la teoría de la dialéctica de la historia y el concepto de historicidad, previstos por Bruno antes que Hegel.

Dice Marx en La Sagrada Familia: “La más importante propiedad de la materia es el movimiento, pero no solamente un movimiento mecánico y matemático, sino más como tendencia, como espíritu vivienda, como tensión, o según la expresión de Jacobo Böehme, como «tormento» de la materia” (ver cit. Teorías políticas contemporáneas, por Silvio Frondizi, Ediciones Macchi, pág. 145).

Engels vuelve sobre el teósofo Böehme y sobre su cosmogonía esotérica y expresa en Del socialismo utópico al socialismo científico; “Entre las propiedades innatas a la materia, la primera y más importantes es el movimiento, concebido no sólo como movimiento mecánico y matemático, sino más aún como impulso, como espíritu vital, como tensión, como «Qual» (tormento) -para emplear la expresión de Jacobo Böehme- de la materia. Las formas primitivas de la última son fuerzas sustanciales vivas, individualizantes, a ellas inherentes, las fuerzas que producen las diferencias específicas”.

En la primera edición inglesa de este libro, corregida por el propio Engels, hay una nota que luego desapareció en las ediciones posteriores, ya fallecidos Marx y Engels. Este explicaba “«Qual» es un juego de palaras filosóficas. «Qual», en alemán, significa, literalmente, la tortura que incita a realizar una acción cualquiera. Al mismo tiempo, el místico Böehme transfiere a la palabra alemana algo del término latino qualitas (calidad). Su «Qual» era –por oposición al dolor del desarrollo expontáneo de la cosa, de la relación, o de la personalidad sometida a su influjo y que, a su vez, provocaba este desarrollo”.

Dice acertadamente otro integrante de la Escuela de Frankfurt, Erich Fromm, “Para Marx, el hombre se caracteriza por el principio del movimiento y es significativo que cite al gran místico Jacobo Böehme en relación con este punto. El principio del movimiento no debe entenderse mecánicamente sino como un impulso, vitalidad creadora, energía; la pasión humana, para Marx es la fuerza esencial del hombre buscando enérgicamente su objeto”.

Es probable que el conocimiento sobre Jacobo Böehme lo puede Marx haber obtenido de su padre, el masón Enrique Marx, ya que en las logias alemanas del siglo XVIII y XIX los libros de Böehme eran de lectura común. Todavía los masones escocistas estudian, entre otros, a Böehme. Si bien Ramón Martínez Zaldúa lo incorpora a Carlos Marx como miembro de la masonería o iniciado en algún momento de su vida, no existen pruebas concluyentes de ello. En cambio, hay documentación sobre el carácter de masón de Enrique Marx, su padre, difundido recientemente por la masonería nórdica.

Considero, sin embargo, que el conocimiento sobre Jacobo Böehme podría haberlo adquirido Marx del propio Hegel, que le dedicó al sabio y místico del siglo XVI un capítulo en sus Lecciones sobre Historia de la filosofía. Sobre la vinculación posible aunque no probada suficientemente de Hegel con la masonería me he referido en mi libro La masonería. Política y sociedades secretas.

La idea de alienación en Marx, principalmente en sus Manuscritos económico-filosóficos de 1844, proviene de una suerte de fetichismos que el hombre adopta como amuletos: el dinero, la técnica, la máquina, o Dios, trasformados en objetos exteriores, extraños que lo manipulan. ¿De dónde tomó Marx este concepto? Del concepto de idolatría, la idolatría del pecado, que describió magistralmente San Agustín. La idolatría del pecado que encadenaba a los hombres en su caída. Por otra parte, en Marx hay un profetismo, que viene de la cultura judeocristiana.

jueves, febrero 02, 2006

Carta de una teósofa anarquista a un dictador.

General Uriburu, acabo de enterarme del petitorio presentado al gobierno provisional pidiendo magnanimidad para mí. Agradezco a mis compañeros de letras su leal y humanitario gesto; reconozco el valor moral que han demostrado en este momento de cobardía colectiva al atreverse por mi piedad a desafiar sus tonantes iras de Júpiter doméstico. Pero no autorizo el piadoso pedido ... Magnanimidad implica perdón de una falta. Y yo ni recuerdo faltas ni necesito magnanimidades.

Señor general Uriburu, yo sé sufrir. Sé sufrir con serenidad y con inteligencia. Y desde ya lo autorizo que se ensañe conmigo si eso le hace sentirse más general y más presidente. Entre todas esas cosas defectuosas y subversivas en que yo creo, hay una que se llama karma, no es un explosivo, es una ley cíclica. Esta creencia me hace ver el momento por que pasa mi país como una cosa inevitable, fatal, pero necesaria para despertar en los argentinos un sentido de moral cívica dormido en ello. Y en cuanto a mi encierro: es una prueba espiritual más y no la más dura de las que mi destino es una larga cadena. Soporto con todo mi valor la mayor injuria y la mayor vergüenza con que puede azotarse a una mujer pura y me siento por ello como ennoblecida y dignificada. Soy, en este momento, como un símbolo de mi Patria. Soy en mi carne la Argentina misma, y los pueblos no piden magnanimidad.

En este innoble rincón donde su fantasía conspiradora me ha encerrado, me siento más grande y más fuerte que Ud., que desde la silla donde los grandes hombres gestaron la Nación, dedica sus heroicas energías de militar argentino a asolar hogares respetables y a denigrar e infamar una mujer ante los ojos de sus hijos ... y eso que tengo la vaga sospecha de que Ud. debió salir de algún hogar y debió también tener una madre.

Pero yo sé bien que ante los verdaderos hombres y ante todos los seres dignos de mi país y del mundo, en este inverosímil asunto de los dos, el degradado y envilecido es Ud. y que usted, por enceguecido que esté, debe saber eso tan bien como yo.
General Uriburu, guárdese sus magnanimidades junto a sus iras y sienta como, desde este rincón de miseria, le cruzo la cara con todo mi desprecio.-


Salvadora Medina Onrubia
Cárcel del Buen Pastor (Argentina), julio 5 de 1931