(Extracto del libro "La Masonería - Política y sociedades secretas" de Emilio J. Corbière)
Carlos Marx y su amigo y colaborador Federico Engels, extrajeron de las doctrinas del teósofo y esoterista alemán, Jacobo Böehme, la idea sobre el movimiento de la materia (el “tormento de la materia”, según Böehme) de la que dejaron referencias claras, Marx en La Sagrada Familia y Engels, en Del socialismo utópico al socialismo científico y de Giordano Bruno tomaron elementos para elaborar la teoría de la dialéctica de la historia y el concepto de historicidad, previstos por Bruno antes que Hegel.
Dice Marx en La Sagrada Familia: “La más importante propiedad de la materia es el movimiento, pero no solamente un movimiento mecánico y matemático, sino más como tendencia, como espíritu vivienda, como tensión, o según la expresión de Jacobo Böehme, como «tormento» de la materia” (ver cit. Teorías políticas contemporáneas, por Silvio Frondizi, Ediciones Macchi, pág. 145).
Engels vuelve sobre el teósofo Böehme y sobre su cosmogonía esotérica y expresa en Del socialismo utópico al socialismo científico; “Entre las propiedades innatas a la materia, la primera y más importantes es el movimiento, concebido no sólo como movimiento mecánico y matemático, sino más aún como impulso, como espíritu vital, como tensión, como «Qual» (tormento) -para emplear la expresión de Jacobo Böehme- de la materia. Las formas primitivas de la última son fuerzas sustanciales vivas, individualizantes, a ellas inherentes, las fuerzas que producen las diferencias específicas”.
En la primera edición inglesa de este libro, corregida por el propio Engels, hay una nota que luego desapareció en las ediciones posteriores, ya fallecidos Marx y Engels. Este explicaba “«Qual» es un juego de palaras filosóficas. «Qual», en alemán, significa, literalmente, la tortura que incita a realizar una acción cualquiera. Al mismo tiempo, el místico Böehme transfiere a la palabra alemana algo del término latino qualitas (calidad). Su «Qual» era –por oposición al dolor del desarrollo expontáneo de la cosa, de la relación, o de la personalidad sometida a su influjo y que, a su vez, provocaba este desarrollo”.
Dice acertadamente otro integrante de la Escuela de Frankfurt, Erich Fromm, “Para Marx, el hombre se caracteriza por el principio del movimiento y es significativo que cite al gran místico Jacobo Böehme en relación con este punto. El principio del movimiento no debe entenderse mecánicamente sino como un impulso, vitalidad creadora, energía; la pasión humana, para Marx es la fuerza esencial del hombre buscando enérgicamente su objeto”.
Es probable que el conocimiento sobre Jacobo Böehme lo puede Marx haber obtenido de su padre, el masón Enrique Marx, ya que en las logias alemanas del siglo XVIII y XIX los libros de Böehme eran de lectura común. Todavía los masones escocistas estudian, entre otros, a Böehme. Si bien Ramón Martínez Zaldúa lo incorpora a Carlos Marx como miembro de la masonería o iniciado en algún momento de su vida, no existen pruebas concluyentes de ello. En cambio, hay documentación sobre el carácter de masón de Enrique Marx, su padre, difundido recientemente por la masonería nórdica.
Considero, sin embargo, que el conocimiento sobre Jacobo Böehme podría haberlo adquirido Marx del propio Hegel, que le dedicó al sabio y místico del siglo XVI un capítulo en sus Lecciones sobre Historia de la filosofía. Sobre la vinculación posible aunque no probada suficientemente de Hegel con la masonería me he referido en mi libro La masonería. Política y sociedades secretas.
La idea de alienación en Marx, principalmente en sus Manuscritos económico-filosóficos de 1844, proviene de una suerte de fetichismos que el hombre adopta como amuletos: el dinero, la técnica, la máquina, o Dios, trasformados en objetos exteriores, extraños que lo manipulan. ¿De dónde tomó Marx este concepto? Del concepto de idolatría, la idolatría del pecado, que describió magistralmente San Agustín. La idolatría del pecado que encadenaba a los hombres en su caída. Por otra parte, en Marx hay un profetismo, que viene de la cultura judeocristiana.
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