jueves, marzo 23, 2006

Sobre el alto el fuego permanente declarado por ETA



Parece que el momento de la pacificación de Euskal Herria ha llegado despues de 30 y tantos, ó mejor: 70 y tantos años, de violencia.

Los motivos se me antojan múltiples. Sin duda a Zapatero hay que reconocerle el éxito de su tan comentado talante: abierto, negociador. Talante, a mi entender desde mis pocos conocimientos de la teoria espiral SDi, de meme verde con toques de amarillo; pero hay otros muchos factores.

Quizá el primero es que los nacionalismos son respuestas de tipo meme rojo a inquietudes de niveles de conciencia verde a la homogeneización cultural e industrial que el nivel naranja impone: respuestas y praxis que empiezan a cuestionarse cuando empiezan a despuntar niveles amarillos con una visión más independiente y ética. Esto es: que al actual Movimiento de Liberacion Nacional Vasco (MNLV) -del cual Batasuna no es más que un grupo representante más- las acciones violentas de ETA cada vez le son más difíciles de justificar, por no decir ya de comulgar con ellas.

También ha debido de ser importante el proceso del statut Catalán, que ha demostrado ser mucho más fructifero hoy en día que la estrategia de las armas. En este sentido habría seguramente que felicitar a Carod-Rovira por aquellas entrevistas en Perpignan con miembros de Batasuna a finales de 2003 que quizá fueran el primer paso de este alto el fuego.

El PP también tiene aquí su parte de responsabilidad, dado que es de suponer que el incremento de la represión que impuso en sus legislaturas han hecho sopesar al entorno abertzale los riesgos que asumen si llegase al poder nuevamente la derecha en la proximas elecciones generales de dentro de año y medio. De hecho, no creo que sea baladí el anunciado encarcelamiento del principal interlocutor de Batasuna, Arnaldo Otegui, ni el endurecimiento de las posturas de la Audiencia Nacional y el Tribunal Constitucional respecto al macro sumario 18/98+ contra un gran número de representates del MNLV, acciones que podrían considerarse como continuación de la legislatura Aznar.

Y viendo la absurda actitud del PP respecto a la autoria del 11M -muy propia de los memes azules a mi entender-, no sería de extrañar que muchos vascos y vascas de izquierda teman que al final terminen imputándoles las victimas de aquellos terribles atentados de los trenes de Atocha si el PP llegase nuevamente al poder. En pocas palabras, vista la actual crispación del PP, la izquierda abertzale opta por el mal menor: Zapatero.

Y así llegamos a lo más terrible del tema, y es que los atentados del 11S, el 11M y del metro de Londres han puesto en evidencia que el tablero de juego es muy otro. Que la violencia de los nacionalismos ya no tiene sentido, excepto el de Palestina frente a Israel. Que la globalización de la economía ha aglutinado bloques contrapuestos en torno al recurso básico por excelencia para nuestro sistema económico: el petroleo. A este respecto recomiendo encarecidamente la conferencia de Arcadi Oliveres que aunque sea de 2003 y con el trasfondo del Prestige, aclara mucho sobre estas tensiones geoestratégicas. Después es deplorable ver cómo esos intereses comerciales de Arabia Saudi y sus satelites y EE.UU., Rusia y la UE se visten de ropaje mesiánico y religioso: es impresentable observar cómo hasta un laborista como Blair señala la intervención divina en sus decisiones respecto a la guerra en Irak.

Ahora lo que nos queda es articular los mecanismos democráticos de diálogo y negociación. No asustarse incluso si hay que llegar a una consulta popular. No contenplemos la convocatoria de un referendum sobre la soberania del Pais Vasco como una concesión a los violentos, veámoslo como lo que es: una herramienta de las sociedades democráticas para determinar su trayectoria histórica. Eso sí, que se garantice no sólo la limpieza y trasparencia del proceso si no la tranquilidad de que cada ciudadano va a poder emitir su voto sin miedo ni presión de su entorno social.

Como alguien ha dicho la paz bien vale un referendum, ...y centrémonos en el desafío del momento que la historia nos lanza: hacer convenger dos visiones contrapuestas, engañosas y engañadas, alienadas y alienantes: el capitalismo de servicios y financiero judeo-cristiano y el patrimonial petrolífero islámico, superándolas y dejándo al misticismo donde le corresponde, en otro cuadrante: el superior izquierdo.

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