En la vida, todos enfrentamos momentos difíciles, situaciones que nos ponen a prueba y que pueden hacernos sentir que perdemos nuestra fuerza interior. En esos "tiempos aciagos", como los llamaremos en este artículo, es crucial aferrarnos a nuestro mana, esa energía vital que nos impulsa y nos permite superar la adversidad.
Acercamiento a la idea de Mana
El mana es un concepto que proviene de la Polinesia y se refiere a una fuerza sobrenatural impersonal que impregna el universo. No es algo tangible, sino que se percibe a través de sus efectos. Podemos imaginarlo como una energía que dota a las personas, objetos y lugares de poder, eficacia y prestigio.
Un guerrero valiente y victorioso, un amuleto que protege del mal, un lugar sagrado que inspira paz... todos ellos son ejemplos de la manifestación del mana. Este no es estático, sino que puede aumentar o disminuir a lo largo de la vida, a través de nuestras acciones, experiencias y relaciones.
El mana y otras culturas
Aunque el término "mana" proviene de la Polinesia, la idea de una fuerza vital impersonal que otorga poder y eficacia se encuentra en diversas culturas alrededor del mundo. En China, por ejemplo, el Qi (气) es una energía vital que fluye a través de todas las cosas, influyendo en la salud, la fortuna y el destino de las personas. En la India, el prana es la energía vital que anima a los seres vivos y se cultiva a través de prácticas como el yoga y la meditación. Incluso el concepto de karma, que se refiere a la ley de causa y efecto, puede relacionarse con el mana, ya que nuestras acciones, ya sean positivas o negativas, pueden influir en nuestra energía vital y en nuestro destino.
Estas conexiones nos muestran que la idea de una fuerza vital que nos conecta con el universo es universal. Y aunque cada cultura la conceptualiza de manera diferente, todas coinciden en que cultivar esta fuerza es esencial para el bienestar y el éxito personal.
El Maná y el éxito personal
El mana está estrechamente ligado al éxito personal. Cuando tenemos un buen nivel de mana, nos sentimos con energía, confianza y determinación para alcanzar nuestras metas. Nos volvemos más resilientes, creativos y capaces de superar los obstáculos.
En tiempos aciagos, el mana se convierte en un salvavidas. Nos ayuda a mantener la esperanza, a encontrar soluciones y a seguir adelante a pesar de las dificultades.
El Maná y la moralidad
El mana no se trata solo de poder personal, sino también de integridad y responsabilidad. En muchas culturas, se cree que las personas que actúan de forma ética y en beneficio de la comunidad tienen un mayor mana. Por el contrario, quienes abusan de su poder o actúan de forma egoísta pueden perderlo.
El Maná y la salud física
El mana también está relacionado con la salud física. Se le considera una fuerza vital que fortalece el cuerpo, aumenta la resistencia a las enfermedades y promueve la longevidad. Cuando nuestro mana está en equilibrio, nos sentimos con vitalidad y energía.
El Maná y el perdón
El perdón es un elemento clave para mantener un buen nivel de mana, especialmente en tiempos difíciles. Cuando nos aferramos al resentimiento y la amargura, bloqueamos el flujo de energía positiva. Perdonar a quienes nos han herido, incluyendo a nosotros mismos, nos libera de esa carga y nos permite recuperar nuestro poder personal.
Ho'oponopono es una antigua práctica hawaiana de reconciliación y perdón. Se basa en la idea de que somos responsables de todo lo que ocurre en nuestra realidad, incluso aquello que parece estar fuera de nuestro control. Al tomar responsabilidad y limpiar nuestras memorias y pensamientos negativos, podemos mejorar nuestras vidas y nuestro entorno.
La filosofía del Ho'oponopono se centra en cuatro frases simples:
Lo siento: Reconoce tu responsabilidad en la situación.
Perdóname: Pide perdón por cualquier error que hayas cometido.
Gracias: Expresa gratitud por la oportunidad de aprender y crecer.
Te amo: Envía amor incondicional a ti mismo y a los demás.
Cultivando tu Maná
Existen diversas formas de cultivar nuestro mana:
Cuidar nuestra salud física y mental: A través de la alimentación saludable, el ejercicio físico, la meditación y el descanso adecuado.
Conectar con la naturaleza: Pasar tiempo al aire libre, en contacto con la naturaleza, nos ayuda a recargar nuestra energía vital.
Practicar la gratitud: Agradecer por las cosas buenas en nuestra vida nos ayuda a mantener una actitud positiva y a atraer más mana.
Ayudar a los demás: El servicio a la comunidad y la generosidad hacia los demás son formas poderosas de aumentar nuestro mana.
Perdonar: Liberarnos del resentimiento y la amargura nos permite recuperar nuestra energía y enfocarnos en el presente.
Reconectar con nuestro propósito: Recordar nuestras motivaciones profundas y el sentido de nuestra vida nos ayuda a mantener la pasión y el entusiasmo.
En tiempos aciagos, tenemos recordar que el mana está dentro de nosotros. Cultiva tu fuerza interior, mantén una actitud positiva y confía en esa nergía que guía el Universo, ella también nos guiará a nosotros.
viernes, diciembre 20, 2024
sábado, diciembre 14, 2024
2024-12-12: Ya es Navidad
La Navidad es una fiesta muy importante para los que somos cristianos. Celebramos el nacimiento de Jesús de Nazaret, que se convirtió en Cristo.
Los relatos del nacimiento nos anuncian un mensaje para hoy, aquí y ahora. Es un saber religioso antiquísimo que tenemos que interpretar para nuestra época. Se trata de nosotros mismos en la Navidad. Celebramos nuestra propia fiesta de nacimiento...
El ser humano debe caer en la cuenta de su origen divino. Celebramos a Jesucristo como nuestro centro, y como origen y centro del universo. Él es lo más íntimo del universo. Se despliega como universo. Jesucristo es la cara visible de Dios, igual que cada uno de nosotros es manifestación visible de Dios. Dios ha nacido en Jesucristo como universo entero y en él también nosotros hemos nacido de Dios.
Willigis Jäger
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miércoles, noviembre 27, 2024
Angustia vital, agorafobia y filosofía: versión final
La juventud actual enfrenta una profunda crisis existencial. Ansiedad, alienación y agorafobia no son meramente señales de fragilidad, sino síntomas de una transformación mayor: la evolución de la consciencia humana.
Teilhard de Chardin describe este proceso como un impulso hacia el punto Omega, un estado de unidad y plenitud. Ernest Bloch lo complementa con su idea del Noch-Nicht-Bewußte (lo todavía no consciente), ese motor humano que nos empuja hacia lo "mejor". Sin embargo, este avance también implica dolor. Nuestra subjetividad, al volverse más sensible, percibe con mayor intensidad la alienación que Marx describe en sus Manuscritos de 1844: una desconexión entre el individuo y su mundo que parece opuesto a nuestra búsqueda de realización y autenticidad.
Heidegger, por su parte, conceptualiza esta angustia en el angst, una ansiedad existencial ante la imposibilidad de habitar el mundo auténticamente. Esto puede llevar a la caída, donde el individuo se diluye en el das Man (el "se dice", el "se hace"), perdiendo su singularidad en la masa. En este contexto, la interacción con las multitudes puede generar fenómenos como la agorafobia, una manifestación del sufrimiento de no sentirse ni comprendido ni reconocido.
Rupert Sheldrake propone que los campos mórficos, estructuras que coordinan comportamientos colectivos como los de enjambres o bancos de peces, también influyen en la sociedad humana. En momentos de crisis, estos campos pueden priorizar la supervivencia en detrimento de la individualidad, generando un deterioro colectivo de la conciencia. Quienes han evolucionado hacia niveles más altos de sensibilidad se sienten "desintonizados" con este ambiente, incluso con su propio cuerpo.
Sartre encapsula esta tensión en su célebre frase: "El infierno son los otros". La presión de la masa, la mirada del otro, pueden convertirse en una tortura para quien busca autenticidad. Pero esto no debe interpretarse como un callejón sin salida.
Teilhard y Bloch nos invitan a confiar en la evolución y a asumirse como parte de una vanguardia de la conciencia, exploradores de un nuevo territorio. Este sufrimiento no es un fin en sí mismo, sino el precio por abrir camino hacia un futuro más auténtico. El desafío está en construir conexiones genuinas y elevar el campo mórfico colectivo para resonar con una conciencia evolucionada, quizás una Conciencia que nos está llamando más allá (o más acá) de este mundo.
PS: Si quieres ver el proceso de redacción de esto mira la entrada anterior
martes, noviembre 26, 2024
Angustia vital, agorafobia y filosofía: Duelo existencial de las IIAA
El otro día surgió este interesante tema, pensé que sería bueno plantearselo medianamente hilado a las Inteligencias Artificiales que suelo utilizar a ver si eran capaces de argumentarlo y además ver si aportaban algo más, he aquí este pequeño experimento.
PREGUNTA
Escribe una entrada de blog, de aproximadamente 6,000 caracteres sin espacios, que conecte las siguientes ideas:
1. Cada vez más, los jóvenes enfrentan sufrimientos y crisis existenciales.
2. Según Teilhard de Chardin, la conciencia humana evoluciona hacia niveles superiores.
3. Hay algo en el ser humano que nos lleva a eso que se percibe como “mejor”, es lo que Ernest Bloc llama lo todavía no consciente “Noch-Nicht-Bewußte”
4. Este avance de la conciencia genera una mayor sensibilidad y agudeza en la subjetividad.
5. Sin embargo, este progreso también implica un sufrimiento, como señala Marx en sus Manuscritos económicos y filosóficos de 1844, al hablar de la alienación.
6. Este sufrimiento se manifiesta también en el 'angst' de Heidegger: la ansiedad existencial causada por la imposibilidad de habitar auténticamente en el mundo, derivando en 'la caída' al ámbito del 'das Man' ('el se dice', 'el se comenta').
7. La inseguridad frente a este 'das Man', es decir, las multitudes que encarnan esa pérdida de autenticidad, puede generar fenómenos como la agorafobia.
8. La agorafobia refleja momentos en los que no solo no nos sentimos respetados, como nuestra conciencia evolucionada esperaría, sino ni siquiera reconocidos. Esto ocurre cuando la conciencia de quienes nos rodean parece deteriorarse.
9. Este deterioro colectivo de la conciencia podría explicarse mediante los campos mórficos de Sheldrake, que agrupan grandes colectivos en dinámicas de supervivencia similares a bancos de peces o enjambres de aves.
10. Sartre sintetizó esta tensión existencial en su famosa frase: 'el infierno son los otros'.
11. Frente a este panorama, la propuesta es confiar en la evolución universal hacia un Omega desconocido, y asumirse como parte de una vanguardia de la conciencia, una punta de lanza en este proceso evolutivo."
RESPUESTA DE ChatGPT
La evolución de la conciencia y el desafío de la existencia en el mundo contemporáneo
Vivimos en un tiempo donde cada vez más jóvenes enfrentan sufrimientos y crisis existenciales. La búsqueda de sentido, la desconexión y la percepción de un vacío en el tejido social son síntomas de un fenómeno más amplio: el proceso evolutivo de la conciencia humana. Esta realidad, aunque dolorosa, puede ser entendida como parte de un camino hacia algo superior, una dirección que Teilhard de Chardin describe como la evolución de la conciencia hacia un punto Omega.
El impulso hacia lo “todavía no consciente”
Teilhard de Chardin no es el único que aborda esta idea de evolución. Ernest Bloch introduce el concepto del Noch-Nicht-Bewußte ("lo todavía no consciente") para describir esa pulsión humana hacia un futuro mejor, hacia aquello que todavía no se ha realizado plenamente, pero que guía nuestras acciones y esperanzas. Esta aspiración constante a lo trascendente está inscrita en el ser humano, una fuerza que nos lleva más allá de lo inmediato y lo evidente, aunque conlleve tensiones y sufrimientos en el presente.
Mayor sensibilidad, mayor vulnerabilidad
El avance de la conciencia no es un proceso neutral; genera una mayor sensibilidad y agudeza en nuestra subjetividad. A medida que la percepción humana se afina, también aumenta nuestra capacidad para experimentar tanto la belleza como el dolor. Karl Marx, en sus Manuscritos económicos y filosóficos de 1844, señala que este progreso puede ser una fuente de sufrimiento. La alienación, esa desconexión entre el ser humano y su esencia, es una manifestación de este malestar. En un mundo cada vez más complejo, las estructuras económicas y sociales tienden a deshumanizar, separándonos de nuestra autenticidad.
Heidegger y el 'angst': la ansiedad de lo inauténtico
Martin Heidegger aporta una perspectiva existencialista que ilumina este sufrimiento desde otra dimensión. En su obra Ser y tiempo, describe el 'angst' como una ansiedad profunda que surge de nuestra incapacidad para habitar auténticamente en el mundo. Este estado nos empuja hacia 'la caída', un fenómeno en el que sucumbimos al dominio del das Man ('el se dice', 'el se hace'), un ámbito de conformidad social que diluye nuestra singularidad.
En este contexto, las multitudes, como encarnación del das Man, se convierten en una fuente de inseguridad. El peso de las expectativas sociales y la amenaza de ser absorbidos por ellas generan tensiones psicológicas que, en muchos casos, se manifiestan en trastornos como la agorafobia.
Agorafobia: el reflejo del deterioro colectivo
La agorafobia puede entenderse como un síntoma de la desconexión entre nuestra conciencia evolucionada y el entorno que habitamos. Cuando no solo no nos sentimos respetados, sino ni siquiera reconocidos por los demás, emerge un malestar profundo. Esto ocurre especialmente cuando el nivel de conciencia de quienes nos rodean parece deteriorarse, haciendo que el mundo externo se perciba como hostil o indiferente.
Campos mórficos y el comportamiento colectivo
Rupert Sheldrake, con su teoría de los campos mórficos, ofrece una explicación para este deterioro colectivo de la conciencia. Según Sheldrake, los grandes grupos humanos pueden operar como bancos de peces o enjambres de aves, comportándose de manera instintiva para garantizar su supervivencia. En situaciones de emergencia o presión, estas dinámicas pueden reducir la individualidad y complejidad de la conciencia, generando un retroceso hacia comportamientos más básicos y menos conscientes.
Sartre: el infierno de la coexistencia
Jean-Paul Sartre encapsula esta tensión en su célebre frase: "El infierno son los otros". Para Sartre, el otro, en su mirada y juicio, se convierte en una amenaza para nuestra libertad y autenticidad. Esta confrontación constante con los demás puede ser una fuente de angustia existencial, especialmente en un contexto donde las multitudes tienden a operar bajo las dinámicas del das Man y los campos mórficos.
Hacia una vanguardia de la conciencia
Frente a este panorama de sufrimiento y desconexión, ¿cómo encontrar una salida? La propuesta es confiar en la evolución universal hacia ese Omega desconocido que Teilhard de Chardin vislumbró. Este punto de convergencia representa no solo la realización de la conciencia humana, sino también la reconciliación con nuestro lugar en el cosmos.
Asumirse como parte de una vanguardia de la conciencia implica reconocer que este sufrimiento es parte de un proceso más amplio. Ser punta de lanza en esta evolución significa aceptar el desafío de avanzar hacia lo "todavía no consciente", liderando un camino que, aunque lleno de incertidumbre, está cargado de posibilidades.
Este rol requiere coraje, pero también esperanza. Significa confiar en que, pese a las tensiones y retrocesos, el universo está orientado hacia un propósito mayor. La evolución de la conciencia no es lineal ni exenta de contradicciones, pero cada paso nos acerca a un futuro en el que nuestra sensibilidad, autenticidad y capacidad para conectar se amplifiquen en un nivel colectivo superior.
En este viaje, el sufrimiento no debe ser visto como un obstáculo, sino como una señal de que estamos transitando un camino de transformación. La clave está en abrazar la incertidumbre y avanzar con confianza hacia el Omega que, aunque desconocido, representa la plenitud de lo que todavía no somos, pero podemos llegar a ser.
RESPUESTA DE COPILOT
La Evolución de la Conciencia y el Sufrimiento Existencial en los Jóvenes
En la actualidad, los jóvenes enfrentan una creciente ola de sufrimientos y crisis existenciales. Este fenómeno no es aislado ni casual, sino que se enmarca en un contexto más amplio de evolución de la conciencia humana, tal como lo planteó el filósofo y paleontólogo Teilhard de Chardin. Según su visión, la conciencia humana está en constante evolución hacia niveles superiores, un proceso que, aunque prometedor, no está exento de desafíos y dolores.
La Evolución de la Conciencia
Teilhard de Chardin propuso que la conciencia humana no es estática, sino que evoluciona hacia una mayor complejidad y profundidad. Este avance genera una mayor sensibilidad y agudeza en la subjetividad, lo que permite a los individuos percibir y experimentar el mundo de manera más intensa y profunda. Sin embargo, esta mayor sensibilidad también puede ser una fuente de sufrimiento.
El Impulso hacia lo "Mejor"
Ernest Bloch, con su concepto de lo "todavía no consciente" (Noch-Nicht-Bewußte), sugiere que hay algo inherente en el ser humano que nos impulsa hacia lo que percibimos como "mejor". Este impulso hacia la mejora y la evolución es una fuerza poderosa que guía la conciencia humana hacia niveles superiores de existencia y comprensión.
El Sufrimiento en la Evolución de la Conciencia
Karl Marx, en sus Manuscritos económicos y filosóficos de 1844, ya señalaba que el progreso y la evolución de la conciencia pueden implicar un sufrimiento significativo. Marx hablaba de la alienación, un estado en el que los individuos se sienten desconectados de su trabajo, de los productos de su trabajo, de otros seres humanos y, en última instancia, de sí mismos. Esta alienación es una forma de sufrimiento que surge del progreso y la evolución de la conciencia en un contexto de relaciones sociales y económicas opresivas.
La Ansiedad Existencial y la Caída en el 'das Man'
El filósofo Martin Heidegger también exploró el sufrimiento asociado con la evolución de la conciencia, particularmente a través del concepto de 'angst' o ansiedad existencial. Esta ansiedad surge de la imposibilidad de habitar auténticamente en el mundo, lo que lleva a los individuos a caer en el ámbito del 'das Man', es decir, en la conformidad con lo que "se dice" o "se comenta". Esta pérdida de autenticidad y la presión de conformarse con las expectativas sociales pueden generar una profunda ansiedad y sufrimiento.
La Inseguridad y la Agorafobia
La inseguridad frente al 'das Man', es decir, frente a las multitudes que encarnan esa pérdida de autenticidad, puede manifestarse en fenómenos como la agorafobia. La agorafobia refleja momentos en los que no solo no nos sentimos respetados, como nuestra conciencia evolucionada esperaría, sino ni siquiera reconocidos. Este sentimiento de invisibilidad y falta de reconocimiento puede ser devastador, especialmente para los jóvenes cuya conciencia está en pleno proceso de evolución y sensibilización.
Los Campos Mórficos y el Deterioro Colectivo de la Conciencia
El biólogo Rupert Sheldrake propuso la teoría de los campos mórficos, que sugiere que los colectivos humanos pueden agruparse en dinámicas de supervivencia similares a bancos de peces o enjambres de aves. Este deterioro colectivo de la conciencia, donde las dinámicas de grupo pueden llevar a una pérdida de individualidad y autenticidad, puede explicar en parte el sufrimiento y la ansiedad que experimentan los jóvenes en la actualidad.
'El Infierno Son los Otros'
Jean-Paul Sartre sintetizó esta tensión existencial en su famosa frase: "el infierno son los otros". Esta afirmación refleja la idea de que la presencia y las expectativas de los demás pueden ser una fuente de sufrimiento y alienación. En un mundo donde la conciencia está en constante evolución, la interacción con los demás puede ser tanto una fuente de crecimiento como de dolor.
La Esperanza en la Evolución Universal
Frente a este panorama de sufrimiento y crisis existenciales, la propuesta es confiar en la evolución universal hacia un Omega desconocido, un punto de convergencia donde la conciencia humana alcanzará su máximo potencial. Asumirse como parte de una vanguardia de la conciencia, una punta de lanza en este proceso evolutivo, puede ofrecer una perspectiva de esperanza y propósito. Los jóvenes, con su sensibilidad y agudeza, pueden ser los pioneros en este viaje hacia una conciencia más elevada y plena.
En conclusión, aunque la evolución de la conciencia humana trae consigo un aumento en la sensibilidad y la subjetividad, también implica un sufrimiento significativo. Este sufrimiento, manifestado en formas de alienación, ansiedad existencial y agorafobia, puede ser entendido como parte del proceso evolutivo hacia una conciencia superior. Confiar en este proceso y asumirse como parte de una vanguardia de la conciencia puede ofrecer una vía para enfrentar y superar estas crisis existenciales.
RESPUESTA DE GEMINI (de pago)
La vanguardia del sufrimiento: Agorafobia y la evolución de la conciencia
La juventud actual parece navegar por aguas turbulentas. Ansiedad, depresión, crisis existenciales... ¿Son síntomas de una generación frágil o reflejan, paradójicamente, una profunda transformación de la conciencia humana?
Teilhard de Chardin, con su visión evolutiva, nos habla de un impulso cósmico que dirige la conciencia hacia un punto Omega, un estado de unidad y complejidad superior. Este "impulso hacia adelante", como lo llamaba Ernest Bloch, es inherente al ser humano, una búsqueda incesante de lo "mejor", de lo "todavía no consciente" (Noch-Nicht-Bewußte).
Sin embargo, este avance no está exento de dolor. Al complejizarse, nuestra subjetividad se vuelve más sensible, más aguda. Percibimos con mayor intensidad las injusticias, la falta de sentido, la alienación que Marx describía en sus Manuscritos de 1844. Nos sentimos extraños en un mundo que no parece corresponder a nuestra creciente necesidad de autenticidad.
Heidegger, en Ser y Tiempo, ahondó en esta sensación de extrañamiento. El Dasein, el ser humano, se encuentra arrojado a un mundo que no ha elegido, experimentando angst, ansiedad ante la imposibilidad de habitar auténticamente. Esta angustia puede llevar a "la caída", donde el individuo se diluye en el das Man, el "uno", el "se dice", perdiendo su singularidad en la masa anónima.
Y es en la interacción con esa masa, con "los otros", donde el sufrimiento puede volverse insoportable. La agorafobia, el miedo a los espacios abiertos y concurridos, puede interpretarse como una manifestación extrema de este malestar. El agorafóbico no solo se siente incomprendido, sino invisible, no reconocido como individuo. Su conciencia evolucionada choca con un entorno que parece haber retrocedido, donde impera la indiferencia, la deshumanización. Se siente como un extraño en un mundo que no lo ve, que no lo reconoce.
¿Cómo explicar este aparente deterioro colectivo de la conciencia? Rupert Sheldrake, con su teoría de los campos mórficos, ofrece una hipótesis fascinante. Según Sheldrake, los seres vivos se organizan en campos de resonancia que influyen en su comportamiento. Estos campos, similares a los que coordinan el vuelo de las aves o el movimiento de los bancos de peces, podrían explicar dinámicas colectivas como las modas, las creencias compartidas e incluso ciertos estados de conciencia.
Si aplicamos esta teoría a la sociedad actual, podríamos interpretar que nos encontramos inmersos en un campo mórfico que prioriza la supervivencia, la competencia y el consumo, en detrimento de la individualidad y la conciencia. En este contexto, la sensibilidad del individuo evolucionado se convierte en una fuente de sufrimiento, como si estuviera "desintonizado" con la frecuencia dominante.
Sartre, con su lapidaria frase "el infierno son los otros", capturó la esencia de esta tensión existencial. La mirada ajena, la presión social, la masificación, pueden convertirse en una auténtica tortura para quien busca la autenticidad.
¿Estamos condenados entonces al sufrimiento? No necesariamente. La visión de Teilhard de Chardin, complementada con la idea de Bloch del "Todavía-no-consciente", nos invita a confiar en la evolución, a asumirnos como parte de una vanguardia que abre camino hacia un futuro desconocido, pero potencialmente mejor. Somos la punta de lanza de la conciencia, los exploradores de un nuevo territorio existencial.
Afrontar la angustia, el extrañamiento, la incomprensión, forma parte de este proceso. No se trata de rehuir el contacto con "los otros", sino de encontrar formas auténticas de relacionarnos, de construir comunidad sin renunciar a nuestra individualidad. De elevar la frecuencia del campo mórfico colectivo.
Quizás el infierno no sean los otros, sino la incapacidad de conectarnos desde la autenticidad, de crear un campo mórfico que resuene con nuestra evolucionada conciencia. Y quizás, el sufrimiento de la vanguardia sea el precio a pagar por un futuro más consciente, más humano.
sábado, noviembre 02, 2024
2024-10-24: Verdad y humildad
Andemos en verdad delante de Dios y de las gentes, de cuantas maneras pudiéremos, en especial no queriéndonos tengan por mejores de lo que somos, y en nuestras obras dando a Dios lo que es suyo y a nosotros lo que es nuestro, y procurando sacar en todo la verdad.
(...) Una vez estaba yo considerando por qué razón era nuestro Señor tan amigo de esta virtud de la humildad y pusoseme delante -a mi parecer sin considerarlo, sino de presto- esto: que es porque Dios es suma Verdad y la humildad es andar en verdad (…) A quien más lo entiende, agrada más a la suma Verdad, porque anda en ella. Plega a Dios, hermanas, nos haga merced de no salir jamás de este propio conocimiento.
Teresa de Jesús, Moradas 6, cap. 10, 7-8
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2024-10-24: Ese fondo primordial que se expresa en nuestra figura
Retener lleva a la rigidez, pero una disposición al cambio lleva a la vida. El camino hacia la vida pasa por una praxis espiritual mediante la cual nos ejercitamos en el desasimiento hasta que podamos alegrarnos de todo sin depender de nada. La meta es la liberación: la liberación de todos los condicionamientos, de todas las cadenas, miedos e intenciones. Nuestra identidad superficial es en definitiva sólo un conglomerado de improntas, sentimientos, experiencias sociales y de nuestras representaciones acerca de cómo deberíamos ser o quisiéramos ser. El reconocimiento de que somos sólo un episodio, sòlo un parpadeo en este acontecer racionalmente inasible del universo, nos remite al verdadero sentido de nuestra existencia.
… Sólo podemos asombrarnos y sobrecogernos ante los milagros de la evolución y reconocer que, tal como somos, somos una manifestación de esa realidad de fondo, de ese fondo primordial que se expresa en nuestra figura.
Willigis Jäger, Sabiduría eterna. Verbo Divino, págs 26-27
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domingo, octubre 13, 2024
La Evolución de la Conciencia, Infancia y Juventud: Un Viaje Hacia el Futuro
Hoy quiero reflexionar sobre un concepto que ha fascinado tanto a filósofos como a científicos durante siglos: la **evolución**. Pero no me refiero a la evolución biológica, sino a un fenómeno aún más profundo y misterioso: la evolución de la conciencia.
El pensador Pierre Teilhard de Chardin nos invitó a ver la historia del universo como un proceso continuo de creciente complejidad y conciencia. Según su visión, la culminación de este proceso es la emergencia de la humanidad, y, en particular, el desarrollo de la conciencia individual. Cada niño y niña que nace es, en esta perspectiva, una nueva chispa de esa conciencia universal, y son ellos quienes darán forma al futuro de nuestra especie.
Esta idea nos lleva a una conclusión poderosa: si creemos en una evolución constante hacia una mayor conciencia, tenemos una responsabilidad moral y política ineludible. Debemos cultivar y nutrir esa chispa en cada persona. Esto implica proporcionar a nuestros niños, niñas y jóvenes las herramientas, oportunidades y espacios necesarios para que desarrollen todo su potencial.
No se trata solo de invertir en educación de calidad, sino también de crear entornos seguros y saludables que fomenten la creatividad, la empatía y el pensamiento crítico. Al hacerlo, no solo ayudamos a individuos a alcanzar su máximo potencial, sino que también estamos contribuyendo a la evolución de la conciencia colectiva de nuestra humanidad.
Sin embargo, esta evolución no está garantizada. Janet Jackson decía hace unos años parafraseando al escritor H.G. Wells que "estamos en una carrera entre la educación y la catástrofe". Su advertencia resuena con fuerza en nuestro presente. Los desafíos globales, como el cambio climático, la guerra, y las desigualdades sociales, nos recuerdan la urgencia de educar a las nuevas generaciones para que sean ciudadanos responsables y capaces de enfrentar estos problemas.
A pesar de vivir en un mundo cada vez más interconectado, la aceleración del ritmo de vida, las presiones sociales y la fragmentación de las comunidades tradicionales han generado un sentimiento de desconexión individual. Aunque las redes sociales pretenden conectarnos, muchas veces nos alienan de nuestro potencial, nos aíslan, creando comparaciones irreales y exacerbando la sensación de inadecuación. En este contexto, algunos jóvenes caen en conductas autodestructivas, como las autolesiones o el suicidio, en un intento de escapar de un sufrimiento insoportable.
Si queremos que la evolución de la conciencia siga avanzando, debemos abordar estos desafíos. Necesitamos una educación que no solo transmita conocimientos, sino que también promueva la empatía, la resiliencia y el bienestar mental. Debemos crear espacios donde los jóvenes puedan expresar sus emociones de manera segura, desarrollar habilidades sociales y encontrar un sentido de pertenencia.
La evolución de la conciencia es un proceso continuo, lleno de desafíos pero también de oportunidades para el crecimiento y la transformación. Al comprender las raíces de los problemas que enfrentan nuestros jóvenes y trabajar en construir comunidades más solidarias y resilientes, podemos ayudarlos a encontrar su lugar en el mundo y desarrollar todo su potencial.
Líneas de Acción para un Futuro Mejor
Para promover este desarrollo de la conciencia y el bienestar de nuestros niños, niñas y jóvenes, propongo algunas líneas de acción:
Prevención y Promoción:
- Programas de desarrollo socioemocional: Implementar en escuelas y comunidades programas que enseñen habilidades como la gestión emocional, la empatía y la resolución de conflictos.
- Comunidades virtuales seguras: Crear plataformas online donde los jóvenes puedan interactuar de forma positiva, compartir experiencias y encontrar apoyo.
- Fomento de actividades extracurriculares: Ofrecer una amplia gama de actividades deportivas, artísticas y culturales para fomentar la participación y el desarrollo integral.
- Campañas de sensibilización: Difundir campañas sobre salud mental, los riesgos de las autolesiones y el suicidio, y los recursos disponibles.
Intervención:
- Líneas de ayuda confidenciales: Establecer servicios de asistencia emocional y psicológica accesibles para jóvenes.
- Redes de apoyo comunitario: Crear redes que incluyan a familias, escuelas, profesionales de la salud y organizaciones juveniles.
- Formación de docentes y profesionales: Capacitar a quienes trabajan con jóvenes para identificar señales de malestar emocional y actuar de manera oportuna.
Investigación y Evaluación:
- Estudios epidemiológicos usando big-data: Realizar investigaciones periódicas para conocer la magnitud de estos problemas en la juventud.
- Evaluación de programas: Evaluar la efectividad de las intervenciones para mejorar continuamente.
Colaboración Intersectorial:
- Coordinación con otros ministerios: Colaborar entre los ministerios de Educación, Salud y otros sectores relevantes para desarrollar políticas públicas integrales.
- Alianzas con ONG: Trabajar con organizaciones civiles y juveniles para fortalecer las acciones.
- Participación juvenil: Involucrar a los jóvenes en el diseño de políticas públicas que los afectan, escuchando y valorando sus voces.
La visión de Teilhard de Chardin, junto con la advertencia de H.G. Wells, nos invita a ver cada niño y niña como un tesoro invaluable, una pieza clave en la cadena de la evolución de la conciencia. Al invertir en su desarrollo, estamos invirtiendo en el futuro de la humanidad.
domingo, octubre 06, 2024
2024-09: Retiro los Negrales
El anhelo es lo más valioso y es la condición para seguir este camino, es su fuerza interior y es el motor que nos impulsa a ello. Pero es importante no pretender plasmar este anhelo en representaciones concretas, sino limitarse a contemplarlo. Si escuchamos hacia el interior y permanecemos ahí, el anhelo se hace más presente, más sustentador. Lleva directamente a la presencia de Dios. Es posible fijar la atención en él sin propósito ulterior alguno. El anhelo y el presente están aquí, sin representaciones ni expectativas concretas. De cómo se harán realidad, de qué manera seguirá el camino y qué saldrá de él es algo que dejamos en manos de Dios, descansamos en esta unión con él y con eso nos basta. Esto es entrega, servicio y adoración. Es anhelo y consumación a la vez
Franz Jalics
Lunes
Si alguien piensa, al valorarse así mismo, que ama Dios y que hace muchas cosas por ese amor, pero que no ama suficientemente a sus semejantes o así mismo, tendrá que reconocer que su amor a Dios no es tan auténtico como creía. Y ello porque las tres relaciones discurren de forma totalmente paralela, son reflejos una de la otra, de modo que en cada una de ellas pueden reconocerse las otras dos.
Este principio tiene una validez muy concreta y universal: podemos examinar siempre nuestra relación con Dios a través de nuestras relaciones humanas.
De modo que, si queremos amar a Dios, hemos de construir un mundo armónico en el que todo anuncie su grandeza: un mundo de amor y de armonía que lo alabe con su belleza, alegría y concordia.
Franz Jalics
Martes
Jesús salió al encuentro del joven rico y lo confrontó con el vacío, con la pérdida de su proyecto de vida, con la renuncia a sus puntos de apoyo en este mundo. Le aconsejó que vendiera todo y se lo diera los pobres. El joven comprendió que esto ya no era tan fácil de incluir en su proyecto de vida. Sintió que ello requería un cambio radical en su pensamiento y que la vivencia del vacío le llevaría hacia perspectivas nuevas,desconocidas. Seguramente no percibió, o insuficientemente, que Jesús le ofrecía la posibilidad de realizarse de una manera que no puede lograrse más que mediante la renuncia, y que consistía en vivir en su presencia y dejarse llevar por él de la muerte a la resurrección, de la pobreza a la riqueza interior, de la nada a la plenitud.
Sólo cuando nos hayamos despojado de todo lo que no es esencial, puede manifestarse lo que sí es. Sólo aquel que se ha visto confrontado con el vacío puede vivir la vida terrena en su auténtica realidad
Franz Jalics
Miércoles
Al exponerse a la experiencia del desierto, el buscador se enfrenta con lo tenebroso y traba lucha con los poderes de las tinieblas.
Para mantenernos en contemplación debemos permitir y tolerar el sufrimiento, lo que se padece así con la vista fija en Dios, es redimido. Del núcleo sano nos vendrá al encuentro tanta luz y tanta fuerza que hallaremos coraje para seguir adelante.
La redención, en el sentido del Evangelio, significa que Jesucristo ha atravesado con su padecimiento la gran zona oscura de toda la humanidad. Él nos invita a acompañarlo. Nos lleva a través de nuestros aspectos sombríos. Bastará que estemos dispuestos a cargar con nuestra cruz y padecer este sufrimiento.
Franz Jalics
Jueves
El miedo puede hacer que nos volvamos duros. La presión provocada por el afán de rendimiento siempre endurece. El amor, la dulzura y la misericordia disuelven la dureza. En la meditación es el escuchar lo que disuelve la dureza. El que escucha y está por completo sumido en el acto de recibir lo que viene de la realidad, de lo que está ante él, se vuelve suave, suelto, distendido. Es lo contrario del afán por lograr cosas. Por eso siempre digo no os concentréis en vosotros, escuchad.
La escasa disposición para sufrir endurece a la persona. El miedo a que nos hieran nos vuelve duros como piedras. El temor de que durante la meditación surja algo que no se desea sufrir suele vencerse con dureza. Aquel que sencillamente se presenta ante Dios en toda su pobreza y carga la cruz de Cristo con disposición interior se vuelve dulce y benigno.
Franz Jalics
Viernes
El Evangelio dice que el Reino de los cielos está dentro de nosotros. Es decir, que Dios está en y con nosotros. Somos una misma cosa con Dios, pero todavía no lo sabemos. Tampoco podemos imaginarnos este ser uno con Dios, pero sabemos que cuando nos encontramos con nosotros mismos, nos acercamos a Él. Los místicos hablan de que nunca podemos ver a Dios, pero que, en el fondo de nuestras almas, sabemos que somos hijos de Dios. Por eso dirigimos nuestra atención al yo. Si contemplamos el yo sin pensamientos de ningún tipo llegamos poco a poco a nuestro verdadero Ser. Ya no hay preguntas, respuestas, dudas ni pensamientos en este plano. Aquí es donde puede manifestarse la presencia de Dios.
La unidad con Dios ha quedado intacta en lo más hondo de nuestra alma, en nuestra oculta fuente, en nuestro centro vacío. Hemos recibido esa llama diminuta en la creación. Hacia allí, o por lo menos en esa dirección, tenemos que mirar, y ello hasta que experimentemos la unidad, hasta que nuestro pequeño yo soy quede absorbido en el Yo Soy.
Franz Jalics
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Institución Teresiana
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